Es enteramente sensitivo; contiene axones que conducen impulsos de la visión. En la retina, los conos y los bastones inician las señales visuales y las transmiten a las células bipolares, que conducen la señal a las células ganglionares. Los axones de todas las células ganglionares de cada retina se unen para formar el nervio óptico, que atraviesa en su trayecto el conducto óptico. Unos 10 mm por dé tras del globo ocular, los dos nervios ópticos convergen en el quiasma (entrecruzamiento en X) óptico. Dentro del quiasma los axones de la mitad interna o medial de cada ojo cruzan hacia el lado opuesto; los de la mitad externa o lateral continúan en el mismo lado. Por detrás del quiasma, los axones se reagrupan y dan lugar a los tractos ópticos. La mayoría de los axones del tracto óptico llegan hasta el cuerpo geniculado lateral del tálamo. Allí, hacen sinapsis con neuronas cuyos axones se extienden hasta el área visual primaria del lóbulo occipital de la corteza cerebral. Algunos pocos axones atraviesan el núcleo geniculado lateral y llegan a los colículos superiores del mesencéfalo. Hacen sinapsis con neuronas motoras que controlan los músculos extrínsecos e intrínsecos del ojo.
Componentes
Aferentes: 100% sensibilidad Eferentes : motoras Sitio de salida: canal optico
ASE (Aferente Somático Especial)
Origen real: Retina
Origen aparente: Quiasma óptico